La matanza de delfines de agua dulce, una práctica denunciada desde los años 90, se mantiene como amenaza ambiental en Venezuela
Los restos eviscerados de una tonina hembra y su cría aparecieron a orillas del Lago de Maracaibo, estado Zulia, presuntamente capturadas por pescadores para ser utilizadas como carnada. Las imágenes del hecho se viralizaron el pasado 8 de marzo y desataron una ola de indignación en redes sociales y entre organizaciones ambientalistas.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Aunque este acto fue denunciado, la caza de toninas no es un hecho aislado. Desde hace décadas, científicos alertan sobre la matanza sistemática de estos mamíferos acuáticos en cuerpos de agua venezolanos. Su muerte compromete el equilibrio de los ecosistemas y agrava el estado de una especie que ya está catalogada como “En Peligro” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Toninas: depredadores clave, amenazados por múltiples factores
En Venezuela habitan varias especies de delfines, incluyendo la tonina del Orinoco (Inia geoffrensis), la tonina del Lago de Maracaibo (Sotalia guianensis) y otros cetáceos como el delfín nariz de botella y el delfín manchado. Sin embargo, no existen datos actualizados sobre el número total de individuos en el país.
De acuerdo con estimaciones del Proyecto Sotalia, en 900 km² del Lago de Maracaibo habitan cerca de 1.080 toninas, pero la cifra podría estar disminuyendo por causas como la pesca incidental, la caza deliberada y la degradación de sus hábitats.
El biólogo Lenin Parra explica que estos animales actúan como controladores biológicos, ya que consumen peces, crustáceos y otros animales. “Si desaparecen, otras especies pasarán a dominar, lo que generará desequilibrios graves en los ecosistemas”, señala.
Contaminación, pesca y sequía: una combinación letal
La contaminación por petróleo y metales pesados como el mercurio también está matando a las toninas. Solo entre 2023 y 2024, la ONG Clima 21 documentó 43 derrames petroleros en el Lago de Maracaibo. Posteriormente, el Ministerio de Ecosocialismo reportó la recolección de más de 306 mil toneladas de desechos, una parte importante de ellos impregnados de crudo.
Las toninas absorben estos contaminantes a través de la piel o al consumir presas contaminadas, lo que les afecta la visión, el sistema digestivo y el sistema nervioso.
A esto se suma la sequía prolongada que deja atrapados a estos cetáceos en brazos de agua sin salida, especialmente durante la temporada seca.
Cifras preocupantes y acciones pendientes
Aunque su caza está prohibida, el Libro Rojo de la Fauna Venezolana ya alertaba en 2011 sobre la captura anual de al menos 40 toninas desde 1990. El número de ejemplares sacrificados podría superar los 800, y los expertos temen que esa cifra sea hoy mucho mayor.
La carne de tonina no se comercializa por su alto nivel de contaminación, pero algunos pescadores las eliminan para reducir la competencia por los recursos o las usan como carnada. A juicio de Parra, esto ocurre porque el sector pesquero considera que estos animales reducen la disponibilidad de peces y crustáceos para el comercio.
Conservación: entre esfuerzos aislados y falta de control
En 2017, el Estado venezolano presentó el Plan de Acción para la Conservación de Mamíferos Acuáticos, con vigencia hasta 2027, el cual contempla proteger a la tonina del Lago y la del Orinoco. Uno de los proyectos más recientes fue la expedición binacional colombo-venezolana al río Casiquiare, en Amazonas, donde se recopilaron datos científicos.
A pesar de estas iniciativas, los expertos advierten que no basta con planes si no se aplican con continuidad y recursos. “La muerte de una tonina no es solo una tragedia aislada, es un síntoma de todo lo que estamos haciendo mal como país en materia ambiental”, afirma Parra.
La conservación de estos cetáceos requiere acciones integrales, supervisión estricta y sanciones reales, especialmente en zonas donde persiste la pesca ilegal o donde los desechos industriales continúan sin control.