Las personas que no cuentan con pesos colombianos se ven en aprietos al querer hacer sus compras y pagar sus servicios, pues en las operaciones de oferta y demanda se exige la moneda del vecino país, desde hace varios meses desaparece el bolívar ante la presencia del peso colombiano.
La devaluación casi a diario del bolívar lo hace muy poco atractivo para comerciantes y vendedores, que exigen al comprador saque de su golpeado bolsillo los pesos de cualquier denominación, pues no discriminan ni las monedas; mientras que en Venezuela la hiperinflación sacó de circulación los billetes de 5, 10, 20 , 50 ,100, y a regañadientes reciben en algunas ocasiones los de 500 bolívares pero ya es notable cómo desaparece el bolívar ante la presencia del peso colombiano.
Este fenómeno que afecta en menor o mayor medida a los diferentes municipios del estado Táchira, se acentúa en Junín, debido a la cercanía que tiene con la ciudad de Cúcuta, con las ventajas y desventajas que esto conlleva.
La calle Colombia en Rubio
En el centro de Rubio se encuentra la calle “Colombia”, nombre que se ha convertido en emblemático, pues hasta hace poco a lo largo de sus aceras, se agrupaban incontables vendedores ambulantes que ofrecían a voz en cuello una diversidad de productos “importados”.
Debido a los inconvenientes generados para el libre tránsito peatonal y vehicular, fueron reubicados en el sector conocido como “Las parrilleras”, donde la pelea es por el espacio, y los puestos se ubican muy cerca para mostrar todo lo que pasa por el puente internacional o los caminos verdes.
Aparecen los productos de la cesta básica junto a medicamentos para el dolor de cabeza, alergia o hipertensión. Eso sí, quien no tiene pesos no podrá adquirir nada, o si por casualidad consigue un vendedor benévolo, podrá pagar con los devaluados bolívares pero con desventaja, pues el cambio no le favorecerá.
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Desaparece el bolivar vs La presencia del peso Colombiano
También están quienes ofrecen servicio de compra de pesos, para quien requiera la moneda nacional. Sacuden los fajos de billetes en la cara de los transeúntes, mientras pregonan “pesos, pesos, compro pesos”.
Otro aspecto que se aprecia es que los garajes, zaguanes o porches de las casas ahora se aprovechan para vender hasta donde la imaginación alcance. Nuevamente el fin que se persigue es obtener moneda realmente fuerte.
Así es que hay avisos de “Se vende” donde antes estaba el de “No estacione garaje”, o el adorno en la pared. Los vecinos aprovechan los grupos de whatsApp para promocionar su mercancía con la respectiva aclaratoria: Huevos a 9 mil pesos, pollo 6 mil 500 pesos, moras a 3500, un televisor usado, el uniforme escolar del año pasado, postres e infinidad de productos.
Una realidad que sufre quien habita en el municipio Junín y “vive” de su sueldo o pensión. Porque allí ahora por tantas circunstancias, el que gobierna es el peso.
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