Desde el inicio de la era industrial, se ha especulado sobre el impacto que las máquinas tendrían en los empleos humanos. Ahora, con la rápida expansión de la inteligencia artificial (IA), la amenaza de la automatización parece más cercana que nunca.
Un informe reciente de Goldman Sachs estima que la IA podría realizar hasta un cuarto de todo el trabajo humano. En la Unión Europea y Estados Unidos, se prevé la pérdida de 300 millones de puestos de trabajo debido a la automatización. Sin embargo, aunque estas cifras son preocupantes, los expertos señalan que aún hay trabajos que la IA no puede replicar.
Martin Ford, autor de «Rule of the Robots: How Artificial Intelligence Will Transform Everything», advierte sobre las posibles repercusiones de una pérdida masiva de empleos. Sin embargo, destaca que hay ciertas habilidades humanas que son difíciles de reemplazar.
Entre los trabajos que están relativamente a salvo de la automatización se encuentran aquellos que requieren creatividad genuina. Aunque los roles en diseño gráfico y artes visuales pueden estar en riesgo, los trabajos que implican innovación en ciencia, medicina y derecho siguen siendo esenciales.
La segunda categoría de trabajos protegidos son aquellos que involucran relaciones interpersonales sofisticadas, como enfermeras, consultores empresariales y periodistas de investigación. La capacidad humana para construir relaciones sigue siendo invaluable en estos roles.
Finalmente, los trabajos que requieren movilidad, destreza y resolución de problemas en entornos impredecibles también se consideran seguros. Oficios como electricistas, plomeros y soldadores son difíciles de automatizar debido a la naturaleza variable y compleja de su trabajo.
En resumen, aunque la IA está transformando muchos aspectos del mercado laboral, hay ciertos trabajos que continúan desafiando su avance, gracias a habilidades humanas únicas que son difíciles de replicar.