A brindar con frutas tachirenses : Un licor hecho En la aldea Villa Páez del municipio Rafael Urdaneta, donde se cultivan valiosas ideas y se cosechan novedosos resultados con aroma a naturaleza y a páramo andino.
Éste es el caso de Rosa Vera, quien se decidió por emprender lo que llama su
“aventura”, e incursiona exitosamente en la elaboración de vinos artesanales.
Hace un poco más de un año, junto a su esposo Gustavo Rodríguez, inició lo que
ella llama su aventura; producir vinos de frutas de clima frío, de manera artesanal.
Actualmente incursiona en una variedad de vino espumoso con óptimos
resultados.
La variedad de “mora uva”, fresas y duraznos que produce Rosa Vera en su fundo
Monte Café ubicado en Villa Páez, las utiliza para la producción de los vinos
artesanales.
Ella define a esta aldea agrícola como una zona bendita, por la
bondad de sus suelos para sembrar y cosechar.
Para su elaboración, se requiere una fruta madura y de excelente calidad. En el
caso específico de la “mora uva”, debe estar completamente madura, pues esto le
brinda la dulzura que requiere el producto final.
A brindar con frutas tachirenses y a disfrutar de una bebida con muchas propiedades y un delicioso sabor
Esta fruta es la más adecuada para hacer el vino por la similitud de sus características con la uva.
El siguiente paso es realizar el proceso de extracción, que puede ser licuado, o
ante la falta de energía eléctrica, hacerlo con las manos, de manera de sacar el
zumo de la fruta.
A esto se le agrega agua, azúcar y levaduras para su fermentación. Se coloca en
botellones de vidrio de los que almacenan agua mineral y se deja reposar de 21 a
25 días.
De allí pasa a embotellarse, y a esperar aproximadamente de tres a cuatro meses
en un proceso de maduración para que adquiera el cuerpo y sabor adecuado.
Para diversificar la producción, se ha ensayado con las fresas y los duraznos para
hacer vinos espumantes. Esto requiere una segunda fermentación. La intención es
crecer y ofrecer más variedad a los consumidores.
Los residuos que quedan después de colar el vino de mora, se deshidratan para
hacer un té, el cual se mezcla con valeriana para darle más beneficios.
Este té se puede consumir tanto caliente como frío, al que se le agrega albahaca y
limón para hacerlo más refrescante. Así se puede disfrutar de una bebida con
muchas propiedades y un delicioso sabor.
Una de las mayores limitantes de la producción es la falta de botellones de vidrio
que se usan para almacenar; pues son difíciles de conseguir y por eso están en
constante búsqueda de éstos.
Además de elaborar el vino de frutas, Rosa y su esposo Gustavo se dedican a
dictar talleres una vez al mes para enseñar a otras personas el proceso. Para
evitar las dificultades del traslado a los participantes, los realizan en San Cristóbal,
y muestran de manera práctica la forma de hacer las distintas variedades.
Ejemplo de la prodigalidad de la tierra tachirense conjugada con el empuje de su
gente. Lo que resta es disfrutar estas deliciosas bebidas y brindar por las buenas
ideas y los mejores resultados.
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